jueves, 5 de mayo de 2011

A mis veintitantos

De todo el que me conoce es sabido que yo soy muy rara para las comidas. De hecho, todo me entra por la vista o por el olfato, y con eso pienso, lista de mí, que ya soy capaz de adivinar si me va a gustar o no. Ya sé que es un método muy poco científico, pero es que yo muy normal como que no soy.

Mis amigos odian comer conmigo. Si pedimos entre todos, empiezan las miradas asesinas hacia mi persona. Si hablo y digo lo que me gusta, empiezan que si qué poca variedad y qué simple que soy. Si me callo y luego no me ven casi comer, entonces que si por qué no hablas y que se sienten culpables de que me muera de hambre. Ni ellos se ponen de acuerdo.

Pues lo único bueno que tiene ser como yo es que cada poco tiempo descubres cosas nuevas. Sin ir más lejos, este año he descubierto que me gustan los pimientos. Sí, los pimientos. Nunca los había probado por el olor. Resulta que mi tío es agricultor y cultiva pimientos, y claro, los recuerdos de mi infancia con ese tío es siempre con un olor a pimiento que tira para atrás (aunque se duchase, yo creo que ya sudaba pimientos). Es un olor que me repele. Pero un día, ante las insistencias de mis amigas (les encanta obligarme a probar cosas para ver mi reacción), probé los pimientos de padrón, y sorpresa, me gustaron. Entonces empezaron los "Lo ves? Es que eres tonta! Lo que te has perdido!". Pero si no me hubiese gustado, hubiesen saltado con un "Es que eres tonta! No se puede salir contigo!". Vamos, que hubiese pillado por los 2 lados.

Mis descubrimientos más notables en los últimos años de mi vida han sido: los pimientos, ajos tiernos, calabacín, berenjenas, el secreto de cerdo y el buey, entre otros. Volveré a repetir sin duda.

Otros productos no han salido tan bien parados estos años: canónigos, puerros, morcillas, coles de bruselas, sushi... Éstos me dan asco verlos hasta de lejos.

Pero, como me dice mi madre (me encanta citarla), soy "más delicada que el pedo de una princesa". Así soy yo...

5 comentarios:

  1. Bueno, cada uno tiene sus manías...
    No quiero ser cansina pero creo que tus amigos tienen razón, al menos en parte, porque te estás perdiendo grandes manjares de la vida!
    Si te guías por el olor... del queso de cabra ni hablamos, ¿no? jajaj
    Saludo!

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  2. No eres tan rara eh?, a mí me pasa lo mismo. Si mi olfato no lo acepta ya puede estar buenisimo que en mi boca no entra.
    Un beso!

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  3. Elvira: Sí, si lo sé que tienen razón... pero soy muy cabezona!

    DarkSoul: tenemos mucho en común! Somos las 2 igual de raras... pero en plan adorable :)

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  4. Antes también era un poco así. Pero probé los pimientos y me gustaron (era reacio por ese color rojo tan vivo). Poco a poco he ido perdiendo manías y me gusta casi todo (verdura, fruta, pescado) o al menos lo he probado.

    Todo menos el aguacate, que solo verlo me da asco, esa pastosidad, ese color, puajjj, no pienso probarlo.

    Besos

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  5. Tengo la teoría que todo evoluciona con la edad. Cuantas personas de pequeñas no les gustaban las lentejas, algún embutido o alguna bebida y ahora pierden el horizonte por ellas?
    No eres rara.
    Saludos!

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